EL GRAN PIOJANO
Erase una vez ,que se
era, un cuento que pica mas que un picapica y es que en la cabeza de Miguel
había mas vida de la que el creía, En el colegio ya habían avisado de la
epidemia que cada año visitaba la clase de miguel y de los demás niños, pero,
Miguel que es un gran amante de los animales tiro su carta antes de dársela a
su mama, tenia un plan, y una vulgar carta no podía fastidiarle los planes que
durante todo el invierno había estudiado muy detenidamente.
Un día , después de que su madre hubiera conseguido
deshacerse de todos los pipis que habia en su cabeza, Miguel se sentía muy
triste, para él esos animalitos que vivían entre su cuero cabelludo eran seres
vivos y animales que no tenían porque morir en esas circunstancias tan catastróficas
a si que se le ocurrió una idea, en la próxima plaga que tuviera su colegio él
seria el salvador de la especie parasita ¿Cómo iba a hacerlo? Pues bien…Miguel
construyo una maquina para poder comunicarse con ellos y entenderles, sus
preocupaciones, sus miedos y poder crear un buen ambiente para poder vivir
juntos durante el tiempo necesario sin ser perjudicial para Miguel y sin que
los piojos tuvieran que morir.
El aparato era un éxito, lo había probado con otros
parásitos, como las pulgas y para su sorpresa, estas, eran maleducadas,
groseras y no podía mantener una conversación con ellas sin que le faltaran al
respecto a si que se rindió con miedo a que los piojos que habitarían en su cabeza
fueran igual de maleducados. Un poco triste angustiado y con muchas dudas los
días pasaban y Miguel se miraba la cabeza sin parar…se rascaba para llamar al
picor y nada los días pasaban sin que llegara esa maldita carta hasta que ese
día…por fin llego. Miguel corrió a su casa para mirarse con un espejo de mano,
que había encontrado meses atrás en el baño de sus padres y hay estaban esos
pequeños bichitos que correteaban entre
su pelo moreno, Miguel nervioso llegó a contarse, por ahora, un par de ellos ,a
si que tiernamente imagino a mama y papa. Decidido cogió su aparato y lo
conecto a su cabeza, al principio solo escuchaba ruidos y ruidos extraños y
gruñidos como de dos animalitos regañándose ,uno al otro, cuando las ganas de
abandonar su proyecto estaban apunto de hacerle quitarse el aparato de la
cabeza, una voz femenina dijo “ ¿ crees que aquí nuestras liendres vivirán a
gusto?” Miguel pego un salto y se puso una pajita en la boca y empezó a hablar
por ella, al principio no le salía mas que unos saludos breves y nerviosos pero
después algo le contesto:
-
Hola – dijo una voz masculina – ¿de donde viene esa voz
de niño?
-
Soy Miguel el dueño de vuestra nueva casa- dijo el niño
alucinado por lo que habia creado.
-
Hola miguel ¿vas a matarnos?-pregunto la voz femenina.
-
¡No! He creado este aparato para poder conseguir que viváis
sin hacerme mucho daño.- dijo miguel con una voz muy dulce.
-
¿y como podemos hacerlo?- dijo la voz masculina con
gran interes.
-
Debemos ponernos de acuerdo para que ninguno salga
perjudicado- propuso miguel con un papel blanco en la mano y se puso a leer-
por eso he confeccionado una serie de normas que debéis cumplir:
-
SOLO PUEDE HACER COMO MAXIMO 10 ANIMALITOS A LA TEMPORADA HABITANDO
MI CABEZA.
-
DURANTE LA INSPECCIÓN
DE MI MADRE PERMANECEREIS TODOS EN LA
CABEZA DE LA
MUÑECA DE MI HERMANA LAURA.
-
DEBEREIS APRENDER A COMER SANGRE ARTIFICIAL QUE YO
MISMO OS SERVIRE MIENTRAS ESTAIS EN LA MUÑECA.
-
LA CABEZA DE
MI HERMANA NO SE HABITARA A NO SER QUE YO OS DE PERMISO PARA HACERLE UN POCO
SUFRIR.
-
EN LA EPOCA DE
INVIERNO VOLVEREIS A SER LIENDRES Y VIVIEREIS EN UN GORRO DE LANA QUE YO ME
PONDRE PARA QUE NO OS FALTE ALIMENTO ALGUNO. A LA LLEGADA DE LA PROXIMA CARTA VOLVEREIS A MI Y
TODO VOLVERA A EMPEZAR.
-¿Ha quedado claro?- pregunto
miguel con un tono tajante.
- Me parece un buen trato mis 8
hijos mi mujer y yo te lo agradecemos mucho – dijo la voz masculina.
- Gracias por cuidarnos tanto
Miguel- dijo la voz de la madre.
De repente se empezaron a
escuchar niños gritando y riendo, miguel no pudo contener la alegría que sentía
al darse cuenta que había salvado la vida a una familia de bichitos y mientras tiraba el bote de vinagre donde su
madre no pudiera encontrarlo, pensó en las injusticias que viven hoy en día
esas personas a las que están dejando sin hogar. Triste pero con ganas de
cambiar las cosas pensó que igual que él se había dado cuenta, los humanos
empezarían a investigar un mundo en el que el ponerse de acuerdo, diera la felicidad general.